Berliner Tageblatt - Ucrania es para algunos chechenos la ocasión de combatir a Rusia

Ucrania es para algunos chechenos la ocasión de combatir a Rusia
Ucrania es para algunos chechenos la ocasión de combatir a Rusia / Foto: © AFP

Ucrania es para algunos chechenos la ocasión de combatir a Rusia

El checheno Islam no es un combatiente como los demás. "Si los rusos me hacen prisionero, no me intercambiarán por nadie", dice este checheno de 33 años que combate cerca del frente con el ejército ucraniano.

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"Me van a torturar, y luego exhibirme en la tele", agrega.

Islam, un disidente refugiado en Polonia desde hace dos décadas, integró en abril el batallón Jeque Mansur, fundado en 2014 tras la anexión de Crimea y formado principalmente por veteranos de las guerras de Chechenia.

El grupo fue bautizado con el nombre de un comandante militar checheno contra la expansión rusa en el Cáucaso en el siglo XVIII, para recordar que la sed de independencia de su pueblo no data de ayer.

Al igual que Islam -cráneo rapado y larga barba, como todos sus compañeros- "algunas centenas de hombres" acudieron voluntariamente a Ucrania para ayudar a Kiev y combatir contra Moscú.

- Prudencia -

¿Cuántos son? ¿Donde están? ¿Cómo pelean? Islam, entrevistado en Zaporiyia junto a otros dos miembros del grupo, no quiere decirlo.

Tampoco quiere revelar su identidad, para evitar represalias a sus allegados, que permanecen en Chechenia.

En efecto, justo del otro lado de la línea del frente, hay otros chechenos, éstos fieles al Kremlin e integrados en comandos de "Kadyrovtsy".

Estas milicias de siniestra reputación estan desplegadas con el ejército ruso. Se habla de 8.000 hombres, cifra imposible de verificar.

"Queremos mostrar que todos los chechenos no son como ellos, y que somos muchos los que vemos a los rusos como agresores e invasores", argumenta Islam.

Para él la guerra de aquí es "una continuación de lo que comenzó en el Cáucaso".

Grozny, la capital de Chechenia, sufrió la misma suerte que Mariúpol, cuando fue aplastada hace más de dos décadas bajo las bombas rusas.

La pequeña república de mayoría musulmana fue devastada por dos sangrientas guerras.

La última, desencadenada por Vladimir Putin en 1999, acabó con la llegada al poder en 2007 del temible Ramzan Kadirov, un prorruso acusado de reprimir a sus detractores.

- "Enseñar la guerra" -

En consecuencia, unos 250.000 chechenos huyeron del país y se instalaron en Europa, Turquía y Emiratos Árabes Unidos.

"He decidido integrar el batallón para lavar el honor de los chechenos que Moscú intenta hacer pasar por terroristas", explica Islam, que es soltero y documenta en internet los crímenes de guerra cometidos por Rusia, lo que le vale amenazas.

Obedece a las órdenes del comandante adjunto Mansur, un coloso de 40 años, que exhibe numerosas cicatrices.

"Dos de los nuestros murieron, otros resultaron heridos. Pero lo importante es estar aquí. Tenemos cosas que enseñar a los soldados locales", dice el comandante adjunto.

Estos chechenos, no integrados oficialmente en el ejército ucraniano, están equipados con material recuperado al enemigo.

Son alimentados por la población local, mayoritariamente ortodoxa, que parece verlos con buenos ojos.

"No estamos aquí para imponer preceptos islámicos sino para combatir a un enemigo común y defender la libertad", asegura Mansur, para quien sin embargo se trata de "una forma de yihad".

Como en el pasado numerosos chechenos residentes en Europa se sumaron a las filas del Estado islámico, las autoridades ucranianas han sido durante mucho tiempo escépticas ante este tipo de apoyo.

Algunos han sido colocados en una lista de sanciones por terrorismo por elementos prorrusos del poder, porque son buscados por Interpol a solicitud de Moscú.

"Pero todo esto era antes de la invasión y ahora ha cambiado la visión que el gobierno (ucraniano) tiene de nosotros", estima Islam, quien recuerda que hay cristianos combatientes en el batallón, considerado ahora como un "aliado".

Hasta tal punto que algunos ucranianos prefieren integrarse a él en lugar de sumarse a las filas del ejército.

Tal es el caso de Asadula, un atleta de ojos azules que se ha convertido al islam y que dice admirar a esta "gente de honor y dignidad", pese a todo lo que han sufrido.

Su ansia de independencia y de justicia es un ejemplo para todos nosotros", dice, muy orgulloso de haber sido aceptado por sus "hermanos de armas".

S.Keller--BTB